jueves, 13 de noviembre de 2014

Y la pluma era de Ganso (2010)

        Al salir a la calle compruebo que alguien ha pintado el cielo de un ligero azul cobalto con un cúmulo de nubes doradas que le dan a la tarde un toque especial. Un toque que alegra el corazón y hace mis pasos más ligeros, un toque, que crea un mundo paralelo donde todo es posible, hasta el más loco de los sueños.

      El tiempo pasa imperceptible entre escaparates, compras y un café en compañía de esa compañera a la que no había visto desde aquella reunión de antiguas alumnas que celebramos... ¡ya no recuerdo cuando!

      Vuelvo a deambular entre la gente con un par de bolsas en la mano, producto de las compras efectuadas. Levanto la vista y verifico que ya se han extinguido del cielo los colores de la tarde y que alguna estrella que otra empieza a apuntar tímidamente allá, en lo alto, compitiendo con las luces de neón que llenan la ciudad en esta época.

     Me muevo entre la gente como si fuera una sombra, paso a su lado, oigo sus conversaciones, sus risas, el sonido de sus móviles... pero solo son siluetas en un decorado.

       Camino sobre el asfalto dejando una estela de polvo, polvo que gravita en el éter intentando adoptar una forma inconclusa al principio... más tarde... una escoba que gira y gira en el aire recogiendo partículas invisibles al ojo humano pero que forman alrededor de ella un halo misterioso.

      Sigo absorta sus evoluciones en el manto de oscuridad que ha dejado caer la noche en la bóveda que cubre la ciudad. Son como las notas de una melodía aún no escrita. Advierto con asombro que su ritmo tiene la misma cadencia musical que suena dentro de mi.

        De pronto gira de manera vertiginosa hasta que llena el firmamento de tanta luz y color que supera la traca final del mejor espectáculo de fuegos artificiales que uno pueda imaginar.




        No sé cuando terminó todo aquello, cuando el polvo y las luces se fundieron en un inmenso libro con las páginas en blanco. Cuando se materializó aquella pluma... y empezó a escribir una historia... historia que al ir leyendo lleno mis ojos de polvo cósmico.

  ¡Ah! y la pluma era de ganso...


     

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